Veo como las piedras en el cauce del río pasan deprisa bajo el kayak. La corriente es rápida pero el agua apenas levanta ninguna ola. Las hojas de los árboles se balancean suavemente mientras de fondo un rumor va creciendo gradualmente. Parecía que nunca íbamos a llegar, pero de pronto estamos casi encima de la zona de saltos, olas y remolinos deslumbrantes de blancura. Cuanto más me concentro en colocar el kayak bien encarado, más parece que este se empeña en girarse y cruzarse de lado. De golpe, no veo nada, el río me sacude y me lanza un chorro frío a la cara mientras aumenta de velocidad. El agua del deshielo me transporta por el interior de un valle exuberante. Gota a gota ha corrido por cada recoveco de las montañas, llegada desde una infinidad de pequeños arroyos que han dado forma a torrentes cada vez mayores, que a su vez han alimentado este gran caudal. No lucho contra la corriente, intentando aprovechar su fuerza para llegar a otra zona llana. Me inunda una sensación de entusiasmo y de impaciencia mientras con la mirada busco el siguiente rápido. Hundo otra vez la pala en el agua y allá voy...
En el ultimo número de El Mundo de los PIRINEOS nº106 (julio-agosto 2015) aparece un reportaje sobre el piragüismo en aguas bravas con el que he tenido la suerte de participar con la realización del texto y las fotografías. Estas son algunas de las fotos que hice para el reportaje, pero si queréis ver más podéis consultar mi galería en flickr.
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